¿Por qué se celebra el día de la mujer?
Para conocer los orígenes del día de la mujer hemos de remontarnos a principios del siglo XX donde proliferaron las manifestaciones y protestas a favor de la seguridad laboral y mejora de las condiciones en el trabajo.
El epicentro de las manifestaciones era Nueva York, Estados Unidos, siendo los manifestaciones (en su amplia mayoría mujeres) herederos de las trabajadoras de la industria textil que ya llevaban reclamando estas mejoras desde mediados del siglo XIX.
¿Cuando es el día de la mujer?
La gota que colma el vaso es el incendio en una fábrica en 1911 debido a la falta de seguridad. Se trataba de la fábrica Triangle Shirtwais en Nueva York, que se dedicaba a la producción de camisas. La mayor parte de la plantilla estaba formada por mujeres inmigrantes y judías muy jóvenes que no tenían ninguna protección a nivel legal. A pesar de ello, ya se habían manifestado años antes exponiendo el peligro que corrían diariamente en ese edificio, pero no les hicieron caso.
El 25 de Marzo de 1911, 123 mujeres y 23 hombres perdieron la vida al propagarse un incendio dentro de la fábrica y no poder salir. Las causas que provocaron el incendio no se llegaron a esclarecer aunque se cree que fue provocada por un fallo en el motor de alguna máquina. Lo que se pudo constatar es que los trabajadores no podían salir ya que las puertas estaban cerradas. Se dijo que los dueños las tenían cerradas para evitar protestas sindicales, aunque ellos aseguraron en su momento, que era para impedir robos. Lo cierto es que los trabajadores quedaron encerrados con las fatídicas consecuencias que esto trajo.
Las condiciones laborales de esta fábrica evidenciaron lo que suponía ser mujer trabajadora en aquella época: sueldos miserables, desprotección, ausencia de seguridad, humillaciones, talleres clandestinos, jornadas de más de 14 horas,… Esto provocó la indignación de la sociedad y que la Asociación de Mujeres Trabajadoras organizase un multitudinario funeral y denunciasen a los dueños de la fábrica. Éstos fueron absueltos por un jurado popular que dictaminó que no era posible asegurar con contundencia que ellos sabían que las puertas estaban cerradas en ese preciso momento. Los familiares de las víctimas recurrieron la sentencia y las presentaron de manera individual y no en una gran causa como se hizo al principio. Finalmente, se condenó a los dueños de la fábrica a pagar 75 dólares por cada una de las víctimas….
No obstante, este terrible suceso supuso un antes y un después en la regularización de las condiciones laborales de las mujeres en todo el mundo. También fue fundamental el papel que desempeñaron en la revolución francesa haciendo también suyo el eslogan de “libertad, igualdad y fraternidad”.
A día de hoy y más de un siglo después, aún la mujer se encuentra con múltiples problemas en la sociedad. Según los estudios, siguen teniendo menores sueldos que los hombres y les resulta más difícil llegar a los puestos de mayor responsabilidad. De hecho, es bastante infrecuente ver a una mujer en un puesto directivo. Muchas personas afirman que es porque ellas mismas no quieren, porque prefieren dedicarse a su casa y el cuidado de los niños en detrimento de la promoción en su trabajo. Es cierto que esto puede ser el motivo de algunas de ellas, pero apenas una minoría. Parece ser que no se les dan las mismas oportunidades a las mujeres que a los hombres recibiendo así un trato discriminatorio.
En muchos países desarrollados se está fomentando el que la mujer pueda compatibilizar la vida laboral con la familiar, tal como lo hacen los hombres. No obstante, a muchos empresarios les sigue pesando que una mujer pueda quedar embarazada y esto conlleve una baja por maternidad. En definitiva, muchos directivos de grandes empresas siguen viendo a los trabajadores como dinero y no como personas.
La creencia de que la mujer es la que tiene que tiene que ocuparse de llevar a los niños al médico o de hacer la compra está sustentada por la herencia recibida de tantos años atrás, porque hasta no hace tanto tiempo, esto ha sido así siempre. La lucha y la constancia han llevado a cambiar el sistema de creencias de la sociedad y a que seamos conscientes de que no hay tareas para hombres y tareas para mujeres. Que las labores domésticas son cosa de dos y que cuando el varón las realiza, no está ayudando a la mujer, está compartiendo el trabajo. Para algunas personas de generaciones anteriores, esto aún les resulta difícil de entender y aceptar, incluso a algunas mujeres. No consienten que su pareja o hijos varones pongan la mesa, hagan su cama o pongan una lavadora. Entienden que eso es obligación de las esposas e hijas.
El cliché de mujer desvalida también sigue marcando al género femenino. Las tradiciones en los cuentos hablan de pobres princesas que tienen que ser rescatadas por príncipes sin posibilidad de que, por ellas mismas, puedan hacer algo para salir de la situación incómoda. Son los varones las que las tienen que salvar, luchar, enseñarles cómo es el mundo y protegerlas mientras ellas adoptan una actitud pasiva y beligerante donde lo único que tienen que hacer es mostrarse hermosas y ser complacientes con sus esposos. Esto deriva en otro gran problema de la sociedad actual que es la cosificación de las mujeres en la publicidad. Muchos spots o anuncios publicitarios han tenido que ser retirados al mostrar una imagen humillante de la mujer. En una campaña de Dolce & Gabanna se veía a una chica tumbada en el suelo rodeada de un grupo de obreros con unas dudosas intenciones.
Por desgracia, el papel de la mujer en países que no pertenecen al primer mundo es punto y aparte….
“La gente me llama feminista siempre que expreso sentimientos que me diferencian de un felpudo”
Rebecca West